Los ríos son fundamentales para los ecosistemas terrestres. Desde hace mucho tiempo, la humanidad ha centrado su evolución en las riberas de los mismos, debido a poseen una enorme fertilidad. No solo desde el punto de vista agrícola, sino también desde el de la biodiversidad. Y es que algunos de ellos son verdaderos vergeles de vida como pueden ser el rio Nilo o en Amazonas, lugares que concentran una gran concentración de biodiversidad (animales, plantas, etc.).
Como ya hemos comentado antes, a lo largo de los cauces se han ido estableciendo numerosas poblaciones y ciudades, las cuales y debido al desarrollo industrial y urbanístico, ha ido dañando paulatinamente su estado ecológico llegando incluso a situaciones dramáticas, como puede ser la que experimenta el Mar de Aral. Es por ello que cada vez más son las voces que urgen en tomar medidas para restaurar y conservar los cauces ecológicos de los ríos.
Con esta idea fundamental, en julio de este año se celebrará en Portugal un curso internacional sobre las técnicas de restauración de los ríos. En dicho curso se estudiará conceptos básicos sobre hidrología e hidrodinámica, así como diversas técnicas para el estudio de su evolución con el fin de prevenir tanto episodios de contaminación como para la optimización de su uso.
Es interesante como dichos ríos, sobre todo al final de su trayecto, con la formación de estuarios y humedales, pueden actuar como barreras biológicas para la contaminación y actuar como verdaderos biofiltros. También es interesante hacer constar que los ríos bien aprovechados de una forma racional, pueden satisfacer nuestras demandas tanto energéticas como medioambientales en el presente y en el futuro.
Esto último no deja de ser polémico, ya que cuando se plantea cualquier tipo de proyecto en ese sentido, sin duda hay opiniones muy encontradas que se preguntan si cualquier tipo de modificación de los cauces de los ríos merece la pena. Sin duda desde el punto de vista energético es factible pero ¿y del ecológico?
A través de una colega de Chile he conocido el caso del proyecto Hidroaysén, que está basado en proyectar una gran cantidad de actuaciones en la Patagonia que reduzcan la dependencia energética de Chile con los combustibles fósiles. En otras palabras, quieren producir su propia energía hidráulica. En este video podréis ver mejor como puede ser el proyecto:
Cierto es que es importante que cada país se autoabastezca energéticamente, pero me crea pesar que lo hagan a través de sus recursos naturales, concretamente los hídricos. Creo que cualquier tipo de actuación antropogénica sobre los mismos puede embargarlos en un futuro. A mi particularmente no me convencen los argumentos de que se podrá abastecer las necesidades energéticas futuras, ya que dichas demandas siempre tienden a incrementarse (¿quién no lo gusta tener un TV, un ordenador, una lavadora, etc.?). Es posible que para un futuro cercano sí, pero ¿en el futuro más lejano? Aunque suene un poco catastrofista, se me viene a la cabeza un caso muy reciente sobre los problemas medioambientales que puede llevar apostar decididamente por una “independencia” energética: Japón.
Dicho país cuenta con la friolera de 55 plantas nucleares, lo que demuestra la decidida apuesta por este tipo de energía. Es cierto es que han sufrido una desgracia natural (terremoto+tsunami), pero ahora están sufriendo sus consecuencias. Bien es sabido que Japón había experimentado un incremento en la demanda energética en los últimos 50 años y que es una de las principales potencias mundiales, pero ¿a qué precio? ¿no os da que pensar?
A mí al menos sí, tanto para lo bueno como para lo malo…Para tener más idea sobre Hidroaysén, lo podéis ver en el siguiente documental: