Esta entrada pertenece al diario del proyecto de investigación “Los Biorresiduos: un Recurso con Valor Local”
Una vez montadas las composteras y analizados algunos de los biorresiduos disponibles en la EEZ (hojarasca de “plátanos de sombra” y corte de césped), empezamos con el primer experimento de compostaje. La hipótesis a demostrar era que dichos materiales pueden usarse para hacer compost sin necesidad de añadir ningún otro material.
Si recordamos la anterior entrada, diseñamos una “calculadora de compostaje” que nos dio una proporción óptima de ambos biorresiduos de 10:1 (peso/peso) de hojarasca de “plátanos de sombra” y césped, respectivamente. Así, para 10 kg de hojarasca, emplearíamos 1 kg de césped al que añadiríamos 3,5 litros de agua para ajustar la humedad.
Aquí nos encontramos con el primer problema: no disponíamos de suficiente material en ese momento para realizar dichas proporciones usando nuestras compostadoras (dos módulos de 400 litros de volumen). Además, otro de los problemas que tuvimos fue el desconocer la densidad de dichos biorresiduos. Esta variable es más útil y práctica que la masa para hacer las mezclas para compostar y es esencial para conocer correctamente las proporciones. Aún así, con la ayuda de un dinamómetro, pudimos anotar las proporciones que empleamos (tanto volumen como la masa):
5 volúmenes de hojarasca de “plátano de sombra” (5 kg) + 0,5 volúmenes de césped (6 kg) + 3 regaderas de agua (3 x 2,5 l = 7,5 l).
Con esta carga, ya llenamos las composteras. Ahora, a ver como evolucionan…
Este es el aspecto de la mezcla inicial. Hemos llenado las composteras a la mitad de su capacidad.
Tomamos muestras de las mezclas iniciales para analizarlas.
Estos son algunos de los utensilios que hemos usado para hacer las mezclas.