“Think eat save. Reduce your foodprint” (“Piensa, come y ahorra. Reduce tu huella ecológica”). Así termina este corto muy interesante que he encontrado sobre el coste medioambiental que generamos por los residuos orgánicos de la comida. Producir comida tiene un gran impacto ambiental, a lo que tenemos que añadir los motivados del tratamiento de los residuos, que se incrementa si además, desperdiciamos la comida que no necesitamos.
Algunos ejemplos los encontramos en el gasto de agua como que una manzana necesitaría el equivalente de 7 descargas del inodoro y una hamburguesa, 17 baños, aunque el dato más impresionante es que cada año, el tratamiento de los residuos gastaría lo equivalente al caudal medio del rio Mississippi.
También es muy importante el efecto de producir carne y productos lácteos, ya que alimentar ganado de forma intensiva consume una gran cantidad de agua y pasto (un filete gasta lo equivalente a un saco de papas de 27 kg), así como una generación de Gases de Efecto Invernadero (la producción animal es dos veces el equivalente a todo el tráfico aéreo internacional).
La reflexión más importante se centra no en la producción de comida que tomamos, si no en la que desperdiciamos (que por desgracia en los países desarrollados en bastante importante). Para nuestra desgracia, hay gente pasando mucha hambre y hay mucha comida que se desperdicia. En muchos lugares, hay sobreproducción de comida y en otras lo contrario, sobre todo en países en desarrollo.
Aunque existen muchas formas de reducir este desequilibrio, los ciudadanos corrientes tienen en deber de concienciarse mejor y pensar en que todo forma parte de un proceso, es decir, que cuando compramos una manzana, esta ha sido cultivada (gasto de suelo, agua y fertilizante) y que si solo le damos un mordisco, estamos desperdiciando recursos (suelo, agua, energía, etc.) y produciendo un gasto extra que podemos evitar.
Por eso, desde Compostando Ciencia os animo a que seamos más racionales con la comida que gastamos, que compremos solo lo necesario, que reduzcamos el coste de su producción (comprando a productores cercanos) y a reciclar todos los residuos mediante compostaje, que al menos conseguiremos cerrar el ciclo natural de la materia orgánica.